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Mi / Nuestro modelo de Europa

DEMOCRÁTICA, VERDE Y PARA LAS PERSONAS. Esa fue la escueta descripción de la Europa que quiero, que respondí por twitter a alguien que se interesó por conocer el modelo que defendía como candidata a las Primarias de Equo:

  • DEMOCRÁTICA, porque el Parlamento, y con él la voz de la ciudadanía tiene que ganar presencia e influencia en las tomas de decisiones del futuro de Europa,
  • VERDE porque no concibo un modelo de sociedad (local, nacional o europeo) que no cambie el modelo enérgetico, que tenga unos patrones de producción y consumo inasumibles por el Planeta y no respete en medio ambiente en el sentido más amplio;
  • PARA LAS PERSONAS, porque estamos y somos la base de todo, porque nada de lo que las instituciones o la clase política decida tiene sentido si no está pensado para mejorar la calidad de vida de las personas y tenga por objetivo la igualdad y la garantía de los derechos humanos. (Y aquí abro un parentésis para mencionar explicítamente a las mujeres, sus derechos y las circunstancias que siguen condenando a muchas mujeres a ser ciudadanas de segunda, tercera o simplemente sin categoría).

Por supuesto que estas tres ideas engloban y admiten cientos de matices, de temas, de prioridades, de visiones, de estrategias, de modos de hacer, de proponer, distintas herramientas, instrumentos, mínimos, máximos… Pero son EQUO. Es la visión que todas las personas que conformamos este proyecto, desde dentro y desde fuera, compartimos y hemos hecho nuestro. Entre la línea de mínimos y máximos a los que aspiramos, y que nos caracterizan como partido plural, hay una gran zona en la que EQUO se va a sentir cómodo, en la que vamos a lograr un consenso en las prioridades, los medios y las formas. Y esa zona es el programa electoral.

Yo defenderé mis particulares puntos de vista durante la construcción del programa electoral. Intentaré que mis prioridades, mi modo de ver Europa se reflejen en el programa y sean parte de lo que EQUO defienda en Europa. Y lo haré como una participante más, buscando el consenso y aportando en lo que pueda. Pero a partir de ahí, mi modelo de Europa será el nuestro, el de EQUO.

Si gracias a dos procesos democráticos, las primarias y las elecciones europeas, llegase a ser eurodiputada, mi responsabilidad sería defender nuestro programa electoral, y todo lo lo que se decida desde EQUO en cada momento a través de los canales que diseñemos para ello. Allí, en Bruselas, la visión de Rosa Martínez no cuenta, lo que importa es que sería la voz de militantes, simpatizantes y votantes a partes iguales; y a su mandato me debería. Es la única fórmula para hacer efectiva la premisa “una persona, un voto”. Porque mi voto no vale más que el de aquellas que no concurren como candidatas en las primarias.

Y si me lo preguntáis: sí, votaría a un candidato o candidata con el que no tuviera 100% afinidad en como construir Europa, si estoy segura de que trasmitirá y votará lo que las personas que formamos EQUO acordemos.

Erasmus+: qué es y de dónde viene

Hacer una reflexión crítica del programa de educación de la Comisión Europea – Erasmus+- en un solo post es casi imposible, si además está pensado para gente que no necesariamente conoce las estrategias educativas ni el funcionamiento de estos programas, es un quimera. Asi que he decidido abordar el tema por etapas que permitan profundizar en temas tan apasionantes como para qué queremos la educación.

erasmus+

La primera estrategia europea para la educación educación fue la llamada Agenda de Lisboa (2000), cuyo objetivo era convertir Europa en una economía líder en el mundo basada en el conocimiento. Aunque no se lograron todos los objetivos, puso la educación en el centro de la agenda europea, marcando el inicio de la cooperación en el ámbito educativo, convirtiéndola en uno de los emblemas del proceso de construcción europea.

Hoy la cooperación en educación y formación está definida por la ET2020, que define los objetivos con los que los sistemas educativos europeos han de contribuir a la Estrategia 2020 (Crecimiento inteligente, sostenible e inclusivo) y las prioridades que han de trabajarse para mejorar la calidad de la educación y la formación. Erasmus + es el programa operativo, el instrumento, mediante el que la Comisión Europea financiará diferentes tipos actividades de educación y formación que contribuyan y apoyen los objetivos de ambas estrategias. Esto incluye principalmente movilidad (intercambios, periodos y visitas de estudio), pero también proyectos pequeños que quieran desarrollar nuevos materiales, metodologías, intercambiar experiencias…

Si hasta ahora Erasmus se refería exclusivamente a la universidad, Erasmus+ 1cubre todos los ámbitos y niveles de la eduación y formación (además de la juventud y el deporte). Su base es el aprendizaje permanente, esto es que la educación no se termina en el periodo escolar o formativo sino que continua a lo largo de toda la vida, por lo que en Erasmus+ entran personas de todas las edades, desde la edad preescolar hasta la tercera edad. (De hecho el nombre es puro marketing, ya que Erasmus es el programa más conocido de la UE).

Pero también, recoge la idea que la educación no sólo se da en el ámbito formal (formación reglada), sino también en el no-formal (una conferencia, un taller) e informal (el día a día)2 Y por primera vez además, el programa de educación incluye todas las iniciativas de juventud y deporte. Esto significa que no sólo los centros oficiales de educación y formación tendrán acceso al programa, sino también otro gran número de entidades que realizan diferentes tipos de actividades educativas (incluido el voluntariado, por ejemplo).

¿Y cuánto dinero va a haber para todo esto? Pues bien, esa es la primera gran noticia. En un momento en el que por primera vez en la historia el presupuesto global de la UE es inferior al periodo presupuestario anterior, Erasmus+ tendrá 14.700 millones de euros, un incremento del 40% respecto al presupuesto anterior en todas las áreas. Es decir, la Unión Europea a pesar de la crisis y los recortes, va a invertir más no sólo en educación, sino también los programas de investigación y de cultura tendrán más presupuesto (¿a qué esto si se parece a la Europa que querríamos?)

El desglose del presupuesto nos indica que la prioridad es la movilidad (hasta el 63% del presupuesto), lo cual personalmente me parece positivo, puesto que es una forma de que los fondos tengan un impacto directo en las personas (estudiantes y personal educativo) y además es la clave de la construcción europea: salir, ver, conocer. (Un ejemplo cotidiano inexistente en los 90: los abuelos y abuelas, que viajan una o dos veces al año a ver a sus nietos/as fruto de una “pareja Erasmus”).

Sin embargo, el desglose por nivel educativo, es menos positivo desde mi punto de vista: educación superior (43%), formación profesional (22%), educación escolar (15%) y educación para adultos (5%). Esto tiene varias lecturas, la primera es que no se está primando la educación obligatoria que es la que cubre a la mayor parte de la población europea. Lo cual tiene una explicación y es que las diferencias nacionales en esta etapa son mayores, tanto a nivel curricular como enfoques pedagógicos. Además de ser un área de la que los estados guardan celosamente la llave, por el componente político que suelen tener las politicas educativas de la etapa obligatoria (de eso sabemos mucho aquí).

El hecho de que la educación superior sea prioritaria para Europa, es causa y consecuencia del famoso Espacio Europeo de Educación Superior (Proceso de Bolonia) y el Espacio Europeo de Investigación. Son areas educativas donde la integración, la cooperación y el reconocimiento de diplomas y competencias, está más avanzado. Pero también hay que decir, que es el ámbito de mayor valor añadido económico, lo que significa Europa está apostando y dando prioridad a los niveles educativos directamente relacionados con el mercado de trabajo y la economía: universidad y formación profesional.

¿Esto es malo de por sí? No necesariamente, pero este debate merece más espacio del que me queda.

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Toda la información sobre Erasmus + (de momento sólo disponible en inglés) http://ec.europa.eu/programmes/erasmus-plus/index_en.htm

2  Aprendizaje formal: el que tiene lugar en entornos organizados y estructurados (p.e. un centro educativo o formativo, o bien en el centro de trabajo) y que se designa explícitamente como formación. Por regla general, siempre da lugar a una validación y una certifi cación o titulación; Aprendizaje no-formal, derivado de actividades planifi cadas pero no designadas explícitamente como programa de formación. Aprendizaje informal, el resultante de actividades cotidianas relacionadas con el trabajo, la vida familiar o el ocio. Fuente: http://www.cedefop.europa.eu/en/Files/4064_EN.PDF

Una Q-mujer participando en Europa

Rosa2Mi candidatura no es fruto de una larga reflexión ni personal ni política. Es una decisión lógica, basada en tres razones, que ha salido de dentro sin hacer mucho ruido, muy natural, como algo que tenia que ser y es.

Y es que resulta que siento Europa como mía, y yo me siento parte de Europa. Por a mi trabajo, llevo desde 2004 analizando documentos de trabajo, prioridades estratégicas, políticas y acciones. Reconozco Europa como mi ámbito natural de trabajo, como una dimensión que no puede faltar ni en lo que hago ni a dónde me dirijo. Me siento cómoda hablando y debatiendo sobre Europa; imaginando como mejorarla, qué cambiar, cómo acercarla a las personas.

Resulta también que soy Equo, y que Equo nos brinda esta inusual oportunidad de elegir y ser elegidas. Y en estos tiempos en los que participar en política es un verbo de difícil conjugación, no quiero perder la oportunidad de vivir la experiencia de las primarias abiertas, de aprender, y demostrar que Equo somos personas. Muchas y muy comprometidas, de todas partes, de diferentes perfiles pero con una visión común de la Europa que queremos: democrática, verde e igualitaria.

Y además soy madre, y hago equilibrios con la conciliación, y mi tiempo no es mío, sino que lo reparto como puedo entre el cuidado mis pequeños, mi trabajo y todo aquello que quiero hacer. Y ahora quiero y puedo contribuir con mi candidatura al debate sobre Europa con mi experiencia, a fortalecer el modelo de participación directa de personas afiliadas y simpatizantes de forma activa y a visibilizar a las mujeres, demostrando que somos y estamos, aunque no siempre podamos estar todo lo que quisiéramos.

Si quieres saber más de mí, pincha aquí.

Imaginando la triste realidad

Hoy ha sido un día duro a la hora de conciliar mis roles de madre y candidata. La agenda de campaña no entiende de horas de cena infantiles, y la agenda de la red de apoyo familiar no entiende de política.

Esto me ha hecho reflexionar sobre las dificultades que tenemos la ciudadanía de a pie para participar activamente en la vida política. Empecemos por lo más obvio: los partidos políticos. A priori parece que no hay problema: no hay ninguna discriminación para afiliarse (bueno, para poner pasta, no suele haber problemas). ¿Y una vez dentro qué?

Pues yo me lo imagino de la siguiente manera: las posibilidades de acceder a puestos de responsabilidad, son directamente proporcionales a los años que lleves pegando carteles o currándote la protección de algún jerifaltillo local. Según tu apellido, las relaciones o la pasta que tengas, esta fase te la puedes saltar. Una vez dentro del meollo, nada de ideas propias y valores por los que luchar, hay unas directrices y consignas que vienen de arriba (a veces de tan arriba que vienen de fuera de la cúspide del partido: bancos, empresas, lobbies varios…) Y entonces, sólo entonces, si no has mordido la mano que apunta con su dedo el orden de las listas y tienes cierta valía (según tu apellido, las relaciones o la pasta que tengas, esto último no suele tenerse en cuenta) puedes tener la suerte de salir elegido representante de la ciudadanía y participar activamente en las instituciones.

Esto, repito, es como yo creo que funcionan la gran mayoría de partidos políticos. Si me equivoco, por favor que alguien me lo demuestre pero con hechos: elecciones primarias para conformar las listas electorales, independencia económica de bancos y empresas, debates internos abiertos a todas las personas afiliadas y simpatizantes, elaboración del programa abierta y colaborativa, organización horizontal y participativa…

Mi experiencia en Equo Euskadi ha sido bien distinta. Y como ejemplo, mi propio caso: madre de dos niños pequeños y profesional autónoma, sin experiencia política pero con ganas de participar y cambiar las cosas. ¿Qué partido en Euskadi me hubiera dejado ser cabeza de lista con estas credenciales? ¿Y qué partido hubiera dejado que dos de sus tres cabezas de lista tuvieran este perfil?

Desde aquí mi reconocimiento y agradecimiento a las personas de Equo Berdeak que han apostado por hacer las cosas de distinta manera, y que no sólo nos apoyan a Mónica Monteagudo y a mí como cabezas de lista, si no que nos animan y nos arropan en nuestra responsabilidad como madres y candidatas.

Treinta años no es nada

Uno de mis primeros recuerdos es oir en casa que mi padre estaba en el paro. Yo no tendría más de 3 años, y sin embargo esa frase la recuerdo alta y clara. Siendo un poco más mayor, recuerdo parados pidiendo de puerta en puerta, acordarse solidariamente de los parados en Navidad y en general de ser consciente de que el paro era algo grave que afectaba a mucha gente.

Luego llegó el dinero europeo. Nos dedicamos a asfaltar, hormigonar y alicatar todo aquello asfaltable, hormigonable y alicatable (y si no lo era se decretaba como tal). Nos modernizamos y crecimos, el bienestar mejoró, nos convertimos en una sociedad de consumo y ocio, y el desempleo dejó de convertirse en preocupación nacional, que no en un drama para las personas que lo sufrían.

Y henos aquí, treintaytantos años después, en el mismo punto: cifras de desempleo inasumibles dentro una crisis económica a la que no se ve salida. La lección parece clara, la creación de empleo, sea cual sea su naturaleza, no es garantía de futuro para nadie, ni para las personas ni para el país.

Los únicos puestos de trabajo que pueden asegurar nuestro presente, y el futuro de nuestros hijos e hijas, son los empleos verdes o eco-empleos: puestos de trabajo de calidad, socialmente responsables que contribuyan a cambiar nuestro modelo económico y energético, haciéndolo viable en el futuro sea cual sea la coyuntura económica, financiera y productiva del exterior. Sectores como la agricultura ecológica, las energías renovables, la movidlidad sostenible, los servicios sociales o la conservación de la biodiversidad, están en crecimiento y expansaión y ofrecen además grandes posibilidades de devolver el protagonismo a la economía local.

Es una cuestión de voluntad política: invertir en generar empleo con fecha de caducidad o apostar por un empleo sostenible y durable en el tiempo. Y tú eliges a quién ha de tomar la decisión. No lo olvides.

De personas y máquinas

Cuando hablo o debato sobre pacificación, convivencia o el nuevo marco político de Euskadi, a veces tengo la sensación de hablar con máquinas de respuestas programadas y clonadas, para propagar verdades universales e inefalibles, en vez de con personas con voluntad de escuchar para aprender y comprender. Dicho de otro de modo, echo de menos cierta apertura de mente en mis interlocutoras.

EQUO Euskadi ha partido de cero para debatir y consesuar su postura sobre el nuevo marco político, oyendo todo lo que las personas afiliadas y sus simpatizantes teníamos que decir al respecto. El resultado es, desde mi punto de vista, una propuesta innovadora e integradora, que costará digerir sin la debida amplitud de miras. Pienso especialmente en dos puntos: la construcción de un nuevo marco político basado en una ciudadanía multi-identitaria y no en identidades nacionales; y la formación de una mesa social y ciudadana de diálogo.

Entendemos que hay que abrir el proceso de construcción y debate a toda la ciudadanía y no limitarlo a los partidos políticos. En primer lugar, porque no representan a toda la sociedad, sólo a su porcentaje de votantes, y además porque muchas personas, y más en estos tiempos que corren, desconfían de ellos como organizaciones al servicio del bien general. Y en segundo lugar, sería un error, además de arrogante, pensar que sólo en los partidos políticos podemos encontrar personas válidas y preparadas para llevar a cabo un debate de tal trascendencia para toda la sociedad.

La legitimidad del resultado dependerá de cómo de activa y participativa sea la ciudadanía en todo el proceso,  más allá de la simple aceptación o rechazo del producto precocinado entre bambalinas políticas. En cuantas más voces sumemos, más posibilidades tendremos de dar respuesta los importantes retos económicos, sociales, ecológicos e identitarios que tendrá que afrontar Euskadi en los próximos años.

Llamadme ingenua, pero yo tengo fe las personas; no tanto en sus creaciones.