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Un modelo con pocas luces

He de reconocer que en el día a día no pienso demasiado en el origen de la energía que consumo. Como casi todo el mundo, me acuerdo de Santa Bárbara cuando truena, y las subidas del petróleo, los accidentes nucleares o los datos sobre el cambio climático me recuerdan que estamos pagando un precio demasiado alto por preparar la cena, usar el ordenador, coger el coche el fin de semana o disfrutar de las luces de Navidad.

Esto es preocupante porque resulta que si no vemos u oímos el problema, este no existe. O sea que cuando hacemos una lista de cosas que queremos cambiar en el mundo, ésta está en directa relación con los titulares de los últimos días.

Las noticias sobre nuestro modelo energético suelen estar cuidadosamente elegidas para no alarmar demasiado a la población, recordarnos el poder de las multinacionales, asegurarnos de que hay petróleo y gas por mucho tiempo; y que tecnológicamente estamos tan avanzados que podemos permitirnos centrales nucleares y prospecciones de fractura hidráulica –fracking- sin riesgo alguno. ¡JA!

La verdad es que esta manera nuestra de producir energía no hay por donde cogerla. Debería ser limpia, segura y asequible, y es altamente contaminante, peligrosa y costosa. Tendríamos que usar fuentes de energías renovables, y nos agarramos a los combustibles fósiles (es más fácil especular así). Invertimos grandes, pero muy grandes, cantidades de dinero en traerla de muy lejos cuando podríamos producirla en nuestra casa (literalmente). La transición hacia un modelo más eficiente y sostenible debería ser prioritario en la agenda política, además de motor del cambio económico (eco-empleos, inversión en I+D…) y ni siquiera se debate.

Señores, señoras, es la hora de hacer propuestas concretas. ¡Necesitamos nuevas energías ya!

How are things in Spain?

A pesar de todo el pesimismo que rodea la vida pública y política,  las energías y la ilusión de la gente de EQUO Euskadi, junto con convencimiento de que nuestras propuestas no sólo pueden servir, sino que son la única alternativa para salir de la crisis, me ayuda a afrontar la realidad con optimismo. En el fondo creo que no podemos ser tan idiotas como para no darnos cuenta de lo inviable de un modelo basado en el crecimiento.

Gracias a mi trabajo puedo charlar a menudo con gente de diferentes países europeos, y la situación de cada país es un tema recurrente. La semana pasada, ya en los postres, cuando me creía libre de tener que explicar lo mal que nos va aquí por el sur de Europa, el colega italiano lanza un: How are things in Spain?  (clarísima vendetta por los años que llevamos trabajando juntos y en los que él ha tenido que explicarnos la Italia de Berlusconi). Rápido repaso mental a los titulares de la semana: rescate-intervención-préstamo-hazloqueyotediga (¡buf!), Eurovegas (¡qué vergüenza!),  la manifestación de Cataluña (identidad, independentismo, explicarlo otra vez ¡no gracias!), los recortes, la reforma del código penal, la manipulación informativa, … “Cristiano Ronaldo está triste”. Ni sé de donde me salió, todo el mundo rió y cambiamos de tema.

Me quedé pensativa. Acababa de comprobar personalmente la efectividad del fútbol para evitar temas importantes. Me sentí triste. Realmente sentía vergüenza de tener que explicar a donde nos están llevando. Busqué dentro de mí, y encontré esperanza, y encontré más personas que cómo yo están convencidas de que estamos a tiempo. Me acordé de mi granito de arena, y de la gran playa que estamos construyendo en EQUO Euskadi.

Y me sentí mejor.

¿Por qué Equo?

Desde mis tiernos 18 hasta mis estupendos 36, mi voto mantuvo una relación estable con cierta formación política de cuyo nombre no quiero acordarme. Algún que otro escarceo creo recordar en autonómicas y europeas, pero por lo general y a pesar de que no me llenaba y ya no había ilusión, no sé si la rutina o un más-vale-lo-bueno-conocido-que-lo-bueno-por-conocer, el caso es que en el último momento mi voto no se atrevía a cambiar de papeleta.

Y llegó el flechazo. En Junio de 2011 mi voto y yo conocemos Equo. Leemos sus manifiestos, devoramos sus ideas y nos damos cuenta de que es el momento. Rompemos con el pasado y nos lanzamos en brazos de la ecología política, redescubriendo la pasión juvenil  por cambiar el mundo.

Seguro que hay alguna copla que dice algo parecido a “cuanto más te conozco más te quiero”, y es que la ilusión de los primeros momentos se van cimentando y convirtiendo en una emoción serena y racional, que cumple con mis expectativas y me hace sentir especial por ser parte de este gran proyecto.

Y si tengo que elegir, no sabría con qué quedarme…” dice la segunda estrofa. “Y no es lo que tienes, sino lo que eres” continua la canción. Las personas que forman Equo Euskadi; la forma de funcionar abierta, transparente y democrática; el respeto más absoluto por el Planeta y quienes formamos parte de él;  las propuestas realistas y serias para responder a la crisis y cambiar la sociedad; el optimismo y convencimiento de que otra forma de vivir es posible. Esto es Equo.

Mi consejo, atrévete a conocer Equo, para amistad o lo que surja…

¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?

Mujer, 37 años, dos niños pequeños, perfil profesional polivalente y responsable de logística familiar. No vivo donde he nacido, y liquidez es lo que mejor define mi identidad. Sin trayectoria ni experiencia política,  escasa participación en movimientos sociales o asociaciones. Mi lejana formación en Ciencias Políticas, no era un presagio ni era vocacional, era pura curiosidad por entender el funcionamiento de las cosas para poder mejorarlas (al menos aprendí a diferenciar la Política de la politiquería). Siento como mío lo público, y como deber el aportar algo a la sociedad, al engranaje  que me mantiene y del que soy parte. Esa soy yo, la chica.

El sitio: Octubre 2012, elecciones autonómicas en Euskadi, cabeza de lista en Bizkaia por EQUO Berdeak. Una parte de sociedad que no entiende lo que pasa, que tiene miedo, que desconfía y que acepta lo que le imponen. Una clase dirigente que no responde a las expectativas, guiados por los meros intereses económicos, que no suelen concordar con el interés general.  Y a pesar del ninguneo de las personas, la democracia y los derechos humanos hay gente que se mueve, se organiza, trabaja por los demás, defiende lo que cree, que contagia su entusiasmo, y su confianza en que las cosas se pueden hacer de otra manera. Hay alternativas, EQUO Berdeak.

¿Y qué hago? ACTUAR, me cansé de limitarme a comentar la situación y quejarme sentada en el sofá de casa.