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No es un problema solo madrileño

El pasado mes de diciembre la calidad del aire y la contaminación estuvieron presentes en el debate político. Madrid activó por primera vez la fase 3 del protocolo de contaminación y Gijón sufrió de nuevo una nube negra que alertó a la población, preocupada por los recurrentes episodios en los que la zona oeste de la ciudad se cubre polvo negro de procedencia desconocida. De igual manera, el Defensor del Pueblo inició una actuación de oficio ante 14 municipios españoles para conocer las medidas que contemplan para atajar la contaminación atmosférica urbana. ¿De quién es responsabilidad la calidad del aire en España?

Artículo publicado en Infolibre el 29/12/2016 http://www.infolibre.es/noticias/opinion/2016/12/30/no_solo_problema_madrileno_59270_1023.html

 

Imagen: EFE

Empieza la era de las energías limpias

El pasado 22 de Abril se firmó en la sede de Naciones Unidas el Acuerdo del Clima de París, que marca el camino (de no retorno) hacia las energías limpias. ¿Cuáles es la situación en nuestro país? ¿Qué forma toma la acción climática desde las instituciones? ¿De qué depende el éxito del Acuerdo?

Artículo publicado originalmente junto con Florent Marcellesi en Diario Público 20/04/2016

http://blogs.publico.es/dominiopublico/16546/empieza-la-era-de-las-energias-limpias/

 

¿Cómo afectaría a Euskadi el pacto PSOE-Cs?

Artículo publicado originalmente en la edición impresa de El Correo (04/03/2016)

Se ha hablado mucho estos días del acuerdo entre PSOE y Ciudadanos tanto por las cosas que incluye y son cuestionables, como por las que omite. Pero también por la manera en que se ha firmado, en paralelo a otra mesa de negociación, en la que pensamos había mucho más que ganar para las mayorías sociales de todos los territorios. Nos referimos al texto firmado por Sánchez y Rivera la semana pasada, porque lo que ha venido después no es sino más de lo mismo con una nueva portada.

La pregunta que queremos plantear es: ¿es bueno este acuerdo para Euskadi y para su gente? Además de en cuestiones tan importantes como el modelo territorial y la LOMCE, el pacto nos suscita muchas dudas en al menos tres ámbitos: política energética, infraestructuras y derechos individuales y colectivos.

En lo referente a política energética, el acuerdo pasa de puntillas por dos cuestiones relevantes para Euskadi y que generan gran preocupación social. Una es el fracking,  PSOE y Ciudadanos se comprometen a una moratoria sobre las prospecciones pero no a su prohibición. Y la segunda, Garoña que no se menciona y cuyo cierre queda enmascarado en una declaración general de cierre progresivo de centrales nucleares. Algo que no les compromete a nada en esta legislatura, ni está en la línea de la transición energética ambiciosa y decidida que necesitamos.

La transición energética propuesta es vaga y queda completamente coja al no hacer referencia a la democratización de la energía, o lo que es lo mismo, no presenta ninguna medida concreta para terminar con el oligopolio y la desproporción en el trasvase de rentas que desde las familias y las empresas se produce hacia las grandes eléctricas. Y es que el precio de la energía es una cuestión clave para Euskadi. No solo para la ACB de Sestao, cuyo futuro dentro del grupo Mittal depende de ello, sino para la competitividad de toda la industria vasca.

En general, la industria y la transición a un modelo productivo que genere empleo justo y sostenible están ausentes del documento. Se habla en general de políticas activas de empleo, pero sin definir sectores, ni estrategia con vistas a medio y largo plazo. En Euskadi nos hallamos en un momento crítico para nuestra industria: perdemos empleos y al mismo tiempo nos encontramos con que Mittal está en condiciones “legales” de cerrar una planta rentable, eficiente y sostenible. Esto demuestra que las instituciones, tanto vascas como estatales, no están sabiendo ofrecer soluciones para el tejido industrial vasco. Tememos que, aunque bienvenidas, las medidas anti-dumping lleguen tarde y que no aborden el meollo del problema: el modelo energético y la ausencia de un plan de reindustrialización a la altura de los tiempos y de los retos mundiales: económicos, sociales y climáticos.

En el ámbito de las infraestructuras, de la máxima relevancia para Euskadi, el acuerdo habla del fomento del ferrocarril de mercancías, una medida sin duda imprescindible. Sin embargo, para resultar creíble aquí necesitaría de mayor concreción: ¿implica el apoyo de PSOE y Ciudadanos a la variante ferroviaria sur de Bilbao, que va a costar miles de millones de euros sin ser una solución definitiva y con un gran impacto ambiental y social en la Margen Izquierda? ¿Supone esta medida un replanteamiento del TAV, que, por cierto, también se halla también en una situación presupuestaria más que difícil?

Finalmente, en materia de derechos, hay dos elementos clave que afectan directamente a toda la ciudadanía. El primero es la Ley Mordaza, que no se deroga. Esta omisión nos parece incomprensible y muy sintomática de la escasa sensibilidad de las partes firmantes hacia la regresión democrática que hemos experimentado en los últimos cuatro años.

El segundo es que no se deroga la reforma laboral, tal como había prometido el PSOE. En Euskadi el desempleo y temporalidad entre jóvenes y mayores de 55 años es la norma. Recientemente, el sondeo Aurrera Begira 2015 señalaba que el 41,3% de las personas jóvenes con empleo percibe que es muy o bastante probable que su empresa las despida este mismo año. Al mismo tiempo, el 71% de las personas jóvenes desempleadas se mostraba muy o bastante convencida de que encontraría trabajo en el mismo plazo, es decir, que era optimista con la posibilidad de sustituir a una persona como ella despedida en el mismo año. El dato nos revela una sociedad vasca  que ha asimilado de la precariedad y la privación de derechos como algo intrínseco al mercado laboral. En respuesta a esto, el PSOE parece haber aceptado el contrato único, reducir aún más las indemnizaciones por despido y eliminar la vinculación del contrato temporal a una causa objetiva.

Ninguna de estas medidas tiene mucho que ver con lo que se espera de un gobierno de cambio. Hay muchas personas que, como nosotras, aspiran legítimamente a que el próximo gobierno no sea del PP, pero que hace falta mucho más para poder llamar a dicho gobierno “de cambio” sin faltar al respeto a millones de electores. En nuestro caso, a las más de 300.000 personas que nos votaron en Euskadi el pasado 20 de diciembre.

 

3 claves para entender como afectan los presupuestos del estado a las mujeres

La plataforma feminista Impacto de Genero Ya! presentó el pasado 16 de Septiembre su Manifiesto sobre los Presupuestos Generales del Estado para 2016. En el denuncian no sólo el recorte en las políticas de igualdad, si no como la reducción de otras partidas (prestaciones por desempleo, sanidad, educación, dependencia, etc.) tienen igualmente un grave impacto en la igualdad de género. En este artículo, publicado el 17/09/2015 en el el blog Somos la Mitad de 20Minutos resumo en 3 puntos las denuncias feministas sobre los PPGG 2016.

http://blogs.20minutos.es/mas-de-la-mitad/2015/09/17/3-claves-para-entender-como-afectan-los-presupuestos-del-estado-a-las-mujeres/

Nos acordamos del agua

Artículo publicado originalmente en Eldiario.es (19/04/2015) 

El pasado 3 de abril  Jose Luis Gallego escribía un artículo más que pertinente sobre la ausencia del agua en la agenda política. Argumentaba que más allá de la reinvindicación del acceso al agua como un derechos humano básico, nadie se acuerda del agua ni habla de ella como un bien imprescindible en el equilibro ecológico del planeta.

Estando muy de acuerdo con el planteamiento, no me resisto a hacer dos precisiones. La primera es que sí hay un partido político que defienda el agua y la incluya en su programa electoral; de hecho en el programa de las europeas de EQUO hay un punto específico sobre aplicación de la Directiva del Agua, algo que se ha incluido también en el  programa marco de las municipales de mayo 2015.

La segunda precisión es sobre la falsa dicotomía entre el derecho al agua de las personas y el agua de la naturaleza. Efectivamente, defender el acceso a un agua de calidad, con una gestión eficiente y transparente, sin tener en cuenta los condicionantes ecológicos del lugar donde viven esas personas es irresponsable. Eso comprometería seriamente el presente y el futuro del derecho que precisamente se quiere defender.

La separación ficticia entre sociedad y naturaleza está anclada en nuestra visión del mundo desde hace siglos. Aceptemos y reconozcamos que somos parte del medio ambiente, incluso las ciudades hormigonadas y asfaltadas en las que vivimos son naturaleza: tienen aire, se asientan sobre suelo y en ellas hay agua.

El agua efectivamente es imprescindible en nuestras vidas y nuestra sociedad. Y la gestión del agua debe ser algo transversal en todas y cada una de las políticas que se lleven a cabo desde las instituciones. Por ejemplo, la apuesta de modelo productivo que hagamos es clave para la sostenibilidad de nuestros recursos hídricos: la agricultura intensiva, la explotación de ciertos recursos energéticos (fracking o minería de uranio), la industria química o la siderurgia son sectores muy intensivos en agua o con procesos y residuos altamente contaminantes para el agua.

El agua que bebemos, el agua que defendemos como derecho humano, es el agua de la naturaleza: la de nuestros ríos, nuestros acuíferos, nuestros humedales, nuestros océanos, nuestra lluvia. No es posible garantizar ese derecho universal si no garantizamos el equilibrio y la calidad ecológica del agua que nos rodea.

Justicia social y justicia ambiental van de la mano. El buen vivir de las personas es precisamente eso: que todas las personas tengan sus necesidades básicas cubiertas, sus derechos garantizados, hoy y mañana en equilibrio con la naturaleza. En el siglo XXI hablar de derechos es hablar de ecología. Por eso nos acordamos del agua, porque como muchos otros derechos depende de políticas verdes para que efectivamente lo sea.

El Buen Vivir: una alternativa al capitalismo

Resumen de la ponencia en la III Asamblea de Equo Asturias. 12 Claves de Futuro
Publicado en la web de Equo Asturias (15/02/2015)

Si en los años 60 los movimientos de lucha y reivindicación se les consideraban subversivos, era porque efectivamente buscaban subvertir el sistema y sustituirlo por otro diferente. En los últimos 15-20 años, lo que se ha buscado es consolidar y expandir nuestro concepto de desarrollo basado en la acumulación material. Esto se ha hecho sin tener en cuenta dos aspectos:

  1. Los límites el Planeta, no estamos teniendo en cuenta la imposibilidad material de que toda la población mundial produzca y consuma en los niveles que los países occidentales lo estamos haciendo en nombre del desarrollo;

  2. No cuestionamos el modelo ni el concepto de desarrollo, aunque esa acumulación material no está asegurada para la mayoría de la población, y aunque su mantenimiento es una amenaza para la seguridad, la libertad y la identidad de miles de millones de personas en el mundo.

Este tipo de desarrollo es el defendido y promovido por el capitalismo, un sistema explotador de personas y recursos que pone la democracia a su servicio con el fin último del crecimiento económico y la creación de riqueza. Pero este sistema en el que vivimos tiene tres grandes limitaciones que son las que están en el origen de la crisis social, económica y ecológica en la que nos encontramos:

  • Su visión economicista de la sociedad y de la actividad humana deja de lado todo aquello que no tiene valor monetario, sin importar el valor social que pueda tener: los trabajos de cuidados, la salud o la calidad del aire que se respira.

  • No redistribuye la riqueza material. El capitalismo genera desigualdades, que suponen la violación continua de derechos lo que inevitablemente mina la democracia.

  • Funciona de espaldas y a expensas de la naturaleza. Ha prevalecido la idea de que la sociedad es algo contrapuesto o que está fuera de la naturaleza, cuando la humanidad es parte de la naturaleza, y que todo nuestro entorno, incluidas las asfaltadas y hormigonadas ciudades son naturaleza.

El Buen Vivir

En este contexto mundial están surgiendo cada vez más iniciativas y propuestas que buscan un modelo diferente. Una de ellas es el concepto de Buen Vivir, que algunos países de Latinoamérica están incluyendo en sus constituciones, recuperando conceptos y filosofías de las comunidades indígenas. Sin embargo, no es algo tan lejano culturalmente ya que el Buen Vivir se nutre y recoge aportaciones de filosofías políticas occidentales como el marxismo, el ecologismo o el feminismo.

El Buen Vivir es otra manera de organizar y vertebrar los objetivos y los recursos de la sociedad de forma que se respeten los derechos de las personas, se construya un nuevo régimen económico y se recuperen las diversas soberanías que hemos ido cediendo a los poderes económicos.

Los derechos humanos, apoyados y ampliados con garantías sociales, económicas, ambientales son la base del Buen Vivir. La base y objetivo de toda acción política deben ser los derechos, pero unos derechos y ampliados que incluyan la justicia social y también la ambiental. Esto incluiría la alimentación, el agua potable, la energía, la vivienda; un acceso universal y gratuito a la sanidad, educación y servicios sociales, el derecho a un medio ambiente sano, y a la cultura y el ocio, siempre desde el respeto a la diversidad.

Respecto al nuevo régimen económico, la primera premisa es que debe estar en armonía con la naturaleza, esto es respetar los límites del Planeta, teniendo como objetivo la dignidad humana y la calidad de vida de las personas. La apuesta es una economía social y solidaria con otros valores que la competencia y el beneficio económico, como por ejemplo la dimensión colectiva de las actividades económicas.

Por último, el Buen Vivir exige el fortalecimiento de la democracia, con una mayor participación y la promoción de las decisiones conjuntas y comunitarias, en detrimento de las minorías que hoy ejercen el poder: élites poĺíticas y económicas.

Otro desarrollo y desmercantilización

Si bien mucho de lo defendido por el Buen Vivir se da o puede darse dentro del capitalismo, hay dos aspectos fundamentales que cuestionan el corazón de la lógica actual del sistema. Una es el concepto de desarrollo. Para el Buen Vivir una sociedad desarrollada es aquella que asegura las mismas posibilidades cuando no se tienen los mismos recursos. La calidad de vida, las oportunidades y las decisiones de las personas no deben ser fruto del azar y de las circunstancias. El desarrollo llegará cuando las condiciones materiales y económicas o culturales o de género, no condicionen las opciones de vida de una persona.

En segundo lugar, el Buen Vivir promueve la desmercantilización de los recursos naturales (agua, alimentación o energía), pero también de las personas. Tanto los recursos como las personas tienen que dejar de ser considerados como meros instrumentos de producción del sistema capitalista. Esto cambiaría la lógica imperante del funcionamiento de la sociedad, la economía y la política, la mercantil, dando paso a la lógica de los derechos.

Una transformación radical del sistema

Aplicar el Buen Vivir supone una transformación radical del sistema. Lo que se busca es un sistema que no genere desigualdad; no viole sistemáticamente los derechos humanos; no ponga en peligro el equilibrio ambiental y no anule a la democracia.

Para lograr esta transformación es imprescindible poner la ética en el centro de nuestras acciones: el respeto y cuidado de la vida debe ser el objetivo de la sociedad, no la economía. El crecimiento económico y el beneficio económico deben dejar paso a conceptos como libertad, igualdad, equidad, solidaridad como principios rectores del funcionamiento del sistema. Inevitablemente necesitamos construir, de forma democrática, sociedades democráticas que recuperen lo público, lo universal y lo gratuito.

El Buen Vivir es por tanto lo opuesto a lo que nos ha traído aquí y es, sin duda, el horizonte al que nos debemos dirigir para salir de aquí.