La crisis democrática no es algo exclusivamente de nuestro país. La deconstrucción de la democracia es un requisito previo a la imposición de la austeridad y el desmantelamiento del estado del bienestar. (Re)construir una democracia participativa es el primer paso para transformar el sistema.
La pérdida de la soberanía de las personas, y por tanto de las instituciones que son depositarias, es más que evidente en todo el mundo. La tendencia en las democracias occidentales es ir restringiendo cada vez más la participación ciudadana y el control legislativo sobre el ejecutivo. Las decisiones con mayor impacto en la vida de las personas están en muy poquitas manos: multinacionales y élites políticas. Y el mejor ejemplo es el TTIP, el tratado UE-EEUU que subordina la soberanía y las decisiones democráticas al beneficio comercial.
Sin embargo, nuestro sistema político tiene sus propias limitaciones, rasgos y deficiencias democráticas que han alejado la política y las políticas de la ciudadanía, y que deben ser abordadas con urgencia como parte de la transformación a la que aspiramos:
- La corrupción como un mal estructural de la administración y las instituciones públicas. La transparencia en las cuentas y procesos de contratación, con mecanismos adicionales que controlen la gestión de lo público debe ser una prioridad.
- Un funcionamiento de los partidos políticos anclado en la cultura política transición. Urge la democratización y apertura de los partidos tradicionales, y un replanteamiento del rol de los mismos en la política, su funcionamiento y financiación.
- Un sistema electoral diseñado para mayorías electorales y alternancia bipartidista, que no representa la diversidad política ni ideológica de la sociedad, basado en circunscripciones electorales del siglo XIX y que no se adecuan a la distribución de población actual.
- La ausencia de una sociedad civil fuerte, numerosa y organizada que controle la acción política, exija mecanismos de participación y sepa y quiera utilizarlos.
Democracia no es solo votar cada cuatro años, es también participar en los procesos de toma de decisión. Pero lo es también que los mecanismos del sistema impidan nítidamente la desviación de la acción política hacia intereses particulares.
La transformación necesita apoyarse en una nueva concepción de la política, pero también del funcionamiento del sistema político y de las instituciones. Imprescindible #SumarDemocracia