La relación histórica entre Bizkaia y la industria viene de muy atrás en el tiempo. Es una historia de riqueza y prosperidad económica, pero también de esfuerzo, miseria y luchas trabajadoras y, cómo no, de explotación de recursos naturales, insalubridad y polución.
En esta intensa relación, la Margen Izquierda de la ría del Nervión ha jugado un papel principal. Por sus fábricas y calles se entrecruzaron en su día fortunas y ruinas, sueños y tragedias, alegrías y penas de gentes diversas llegadas de aquí y de allá, en busca de una vida mejor y de un futuro más próspero.
En menos de treinta años, el agotamiento de los recursos minerales autóctonos, la expansión del comercio mundial y el consiguiente traslado de la producción a países con mano de obra más barata han provocado el paulatino cierre de buena parte de ese tejido industrial, dejando una dolorosa estela de paro, decadencia y marginación que nuestros gobernantes no han sabido ni han querido afrontar.
Ahora no es tiempo de lamentarse por un pasado que ya no volverá. Merece la pena mirar atrás, sí, para recordar y homenajear a las mujeres y hombres que, con su esfuerzo y su lucha, construyeron la sociedad que hoy nos acoge. El futuro, sin embargo, pasa por buscar nuevos caminos y nuevas actividades económicas que permitan a las gentes de la Margen Izquierda y de Bizkaia mantener una vida digna, con empleo estable y de calidad.
En ese nuevo futuro la industria debe tener un papel destacado. Pero no han de ser las fábricas ineficientes, contaminantes y obsoletas que soportaron las generaciones pasadas. La industria del siglo XXI sólo será competitiva si es moderna y respetuosa con su entorno, si proporciona empleo estable y de calidad, si fabrica productos que sirvan para mejorar la vida de las personas.
Aquí es donde la Margen Izquierda y Bizkaia deben tomar de nuevo el papel protagonista que se le ha negado en los últimos años. Existe una deuda histórica con mucha gente y muchos pueblos de nuestro territorio a quienes no se ha dado una alternativa tras la reconversión industrial.
Las décadas de experiencia en el trabajo del metal deben unirse al ecodiseño y a la innovación, para renovar los agonizantes sectores metalúrgico y naval. El potencial de los recursos forestales existentes en las Encartaciones debe servir para recuperar una industria de la madera sostenible y dinámica, capaz de satisfacer las demandas de la arquitectura y del diseño de interiores. Y la industria siderúrgica y de los bienes de equipo se debería de beneficiar de una nueva política en materia de energías renovables, que afiance el sector en España y permita producir los molinos y los tubos que el país necesita para hacer frente al cambio climático y a las energías fósiles.
Ahora bien, en este camino la gente de la Margen Izquierda no está sola. La lucha de tantas generaciones no ha sido en balde. De sus cenizas está renaciendo una esperanza. Podemos hacerlo, claro que podemos: con los que fueron, con los que están y contigo.