Emociones europeas

ep_electionsCreo que la lectura (y escritura!) compulsiva de análisis y opiniones sobre los resultados de las elecciones está siendo una ocupación común dentro del entorno de Equo. En un ciclo que se retroalimenta, y que puede durar, no sólo hasta que esté todo dicho (aunque…¿cuándo ha parado eso una bola de opinión?) sino como mínimo hasta agosto, que nos vayamos todos de vacaciones. Y aún y todo, con las tablets y portátiles nos veo en el chiringuito legalizado por la Ley de Costas de Cañete dándole aún vueltas al tema.

No me mal interpreten, no me lo tomo a guasa. Intento poner en perspectiva el masivo lanzamiento de datos, porcentajes, hipótesis, teorías, afirmaciones y hasta vaticinios que acompañan a cualquier análisis digno de llamarse así. Y de lo que estoy leyendo, sobre todo lo escrito por Equo, me fijo especialmente en las emociones que los resultados nos han producido.

El objetivo era un eurodiputado y se ha conseguido. Esto es motivo suficiente para que muchas nos sintamos felices y con la sensación del deber cumplido. Sin embargo, el número y porcentaje de votos obtenidos, que en líneas generales no ha supuesto un aumento desde las generales de 2011 (incluso descenso en algunos territorios) nos produce también en paralelo cierta decepción y preocupación.

Es curioso como el logro de un objetivo marcado colectivamente sea capaz de provocar emociones contradictorias en un mismo grupo (¡y en una misma persona!). En un ejercicio de cinismo intelectual, podríamos divertirnos imaginando que aún mejorando considerablemente los resultados en todos los territorios, no hubiéramos conseguido representación. (Ni me molesto en hacer los cálculos matemáticos, es una simple entelequia especulativa, pongan ustedes las condiciones que consideren oportunas) ¿Se sentiría peor quien está contento con los resultados y sería más feliz quien se siente defraudado por el número de votos?

Dicen que la decepción va ligada a las expectativas. ¿Qué esperaba de estas elecciones cada una de las personas que formamos EQUO? ¿De verdad creíamos posible duplicar el número de votos a nivel estatal? ¿Soñábamos con un segundo eurodiputado? Cada una que se responda a sí misma, pero bien es cierto que cuando deseas algo con todas tus fuerzas, cuando dedicas tiempo y esfuerzo a hacer que funcione y cuando te involucras emocionalmente en ello, llega un punto en que el DESEAR algo y el CREER QUE VA A OCURRIR se confunden. En realidad no tienes indicios racionales para creerlo, pero lo deseas con tanta fuerza que lo conviertes en certeza (desde una oferta de trabajo a la persona amada) ¿Teníamos realmente motivos objetivos para preveer un aumento considerable de votos?

Cada una sabrá lo que tenía en la cabeza, aunque sí que es verdad que todo el trabajo hecho y las buenas sensaciones que nos llegaban de la campaña nos ha llevado quizá a pensar que íbamos a dar el salto. Si ha sido esto, quizá no hemos tenido en cuenta dos aspectos: el limitadísimo impacto cuantitativo de las mesas, charlas y actos varios en los que se ha basado principalmente nuestra campaña,  (además de la más que modesta presencia mediática); y la dificultad de transformar la simpatía en voto en dos semanas.

Y como no hay escrito sobre las elecciones que se precie sin mencionar a Podemos, pues ahí voy: Si nuestros propios resultados dan lugar a emociones divergentes, los de Podemos dan para cubrir todo el “emocionario”: asombro, alegría, decepción, ilusión, envidia, admiración, incomprensión, enfado, hostilidad, entusiasmo… creo que podemos encontrar un poco de todo y en diferente medida. Y me queda la duda de cómo hubieramos reaccionado emocionalmente cada una de las personas de EQUO, ante nuestros mismos resultados en un escenario con resultados menos abrumadores para Podemos. Otra entelequia para la reflexión.

Si he querido hablar de las emociones, es porque EQUO, y sobre todo esta campaña la hemos hecho las personas. Por encima de la racionalidad de datos y argumentos políticos, están las emociones que todo eso nos provoca. Poco podemos hacer con ellas salvo reconocerlas, intentar entenderlas y respetarlas. Hecho esto, pues entonces quizás estaremos en condiciones de analizar y evaluar los datos puramente políticos para extraer lo mejor de ellos para el futuro, en vez de usarlos para justificar nuestras propias emociones.

Y la segunda derivada, que nos obliga a hilar más fino: ¿cómo reacciono ante emociones opuestas a las mías generadas por los mismos resultados? ¿Siento desconfianza? ¿Soy capaz de empatizar? ¿Me aleja de esa persona?

Habrá a quien esto le parezca una chorrada. “Allá cuidaos”, que dice mi abuela.

 

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Rosa Martínez

9 ComentariosDeja un comentario

  • Si es que… siempre das claves más que interesantes para analizar!!
    Así que me pongo a analizar mis sentimientos. El domingo, alas 11:01 lo primero que sentí fue “menos mal, hemos sacado uno!”. La alegría por haber llegado por fin a las instituciones, el alivio de que el trabajo que llevamos haciendo desde hace tiempo da sus frutos.
    Después vi los resultados de podemos, y segundo sentimiento encontrado: envidia, pero de la sana, que conste! Han sabido dar en la clave, y me parece que han sabido movilizar un voto que no estaba movilizado hasta entonces, así que buena noticia también para el resto de fuerzas alternativas.
    Y lo último que hice fue ver porcentajes y número de votos, y aquí el sabor sí que fue agridulce. En Euskadi hemos mantenido muy bien el tipo, pero en el resto del estado las cosas no van tan bien. De todos modos, y como yo soy de los que sólo se preocupa por lo que está en su mano, me interesaba por los sitios donde he hecho campaña (Euskadi, Cantabria y Nafarroa), y ahí sí que el resultado es comparativamente bueno.
    Así que mi balance final es de alegría, de ansiedad bien entendida ante el nuevo panorama que se abre, y de optimismo…. seré un optimista patológico? Tiene cura lo mío?

  • Yo tenía algo por ahí que no sabía expresar… y vas tú y me lo cuentas. Pues eso, que no tengo más que decir, hago mía esa reflexión, y te la agradezco sinceramente.

  • Hasta el día de las elecciones europeas tuvimos la convicción de que Equo acabaría fagocitado por el Compromís. Ahora parece que en realidad serán los de Podemos los que se zampen a Equo. Pero sigue la sensación de que esto se acaba, eso no cambia. La dimisión de Reyes bien, pero la de Uralde, Sanchez y compañía se hace esperar demasiado. Alivio, confusión y mala leche. Como decía Florent “Nos han robado…” las europeas (y el partido) antes de llegar al segundo tiempo.

  • Muy acertada tu entrada, me reconozco en mucho de lo que dices, pero si que es cierto que creo que sin Podemos hubiéramos conseguido muchos mas votos (ojo, a nuestra escala, ¿100.000 mas? Lo bueno, lo conseguido y el palo al bipartidismo, lo malo, las expectativas incumplidas y la fragilidad que revela nuestro voto. Lo mejor, que tenemos una gente estupenda para afrontar este reto con ilusión, ganas y decisión!

  • Acertadísima, aunque leyendo los comentarios, a mi en la campaña me dio por comentar con mis compis de La Rioja, sí ,aunque no sea la mejor opción democrática, tenían visibilidad nuestros “lideres” y de que manera se puede hacer visible Equo si no hay un liderazgo claro, con lo que no acabo de estar de acuerdo con pedir la dimisión de toda la directiva(mesa federal o como lo llamemos). Claro todo venía porque , yo al menos, intuía que Podemos no solo nos daría un revolcón a nosotros, sino que sorprendería a nivel nacional(cierto que no pensé en mas de 2 europarlamentarios) ya que el discurso movilizaba a mucha gente que si no , no hubieran votado, ya que se había construido de forma asamblearia(aunque también he leído cosas de la programación de izquierda anticapitalista como “ideóloga”) , pero sobre todo por la visibilidad de su cabeza de lista, que ha sabido muy bien rentabilizar sus intervenciones televisivas conectando con gran parte del electorado crítico con la situación que nos están haciendo pasar.En fin , creo que a la gente nos gusta tener referentes y no se si el mensaje por si solo se puede implantar, o es mejor que “esos dirigentes” sean los que lo “remachen” lo que queremos transmitir, aunque en esto también influye el carisma.

  • Tenía entendido que el objetivo era obtener 2 eurodiputados, por lo que lo hemos conseguido a medias.
    En Madrid además teníamos puesto el objetivo de alcanzar en esta comunidad un 4% de los votos, pero sólo hemos sido capaces de obtener un 2%.

    Habrá que seguir reflexionando. :-)

  • Te agradezco mucho, Rosa, la reflexión y el esfuerzo por desentrañar la maraña de sentimientos, razones y deseos… Yo me quedo con que la gente ha iniciado un proceso, se ve ya reflejada en el movimiento, y da igual que lo inicie Podemos, Equo o cualquier otro agente que aparezca en el futuro. Ahora podemos sumergirnos en la corriente y sumar, y pensar en derribar el modelo, y hablar de ecología política, que es la pata del banco menos trabajada y tan fundamental como las otras dos…

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