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Conclusiones #EnergiaYEmpleo

EnergiaGEF_BilbaoEl pasado 4 de Abril se celebró en Bilbao una jornada organizada por la Green European Foundation y la Fundación Equo sobre Energía y Empleo. Aún no siendo una experta en energía y todas sus vertientes y derivadas, me tocó presentar las conclusiones de todo lo mucho e interesante que se habló a lo largo de la mañana.

La primera idea que me vino a la cabeza es que hablar de energía y empleo supone abordar dos cuestiones claves en nuestra sociedad: por una parte la creación de empleo que no es ya una prioridad, sino una urgencia en un país con 6 millones de parados; y por otra hablar de energía supone abordar la base de todo nuestro sistema (económico, productivo, social y político).

Y después de todo lo oido lo que queda más que claro es la necesidad de cambiar el modelo energético. Alcanzar un modelo de generación de energía limpio, autónomo y sostenible; democrático y controlado por la ciudadanía; de generación distribuida y según las necesidades; que sea eficiente y respete los límites del Planeta. Sin embargo, el cambio de modelo energético para consolidarse y tener sentido tiene que venir ligado a un cambio en el modelo social, político, económico y de consumo. Sólo así podremos evitar que el nuevo modelo replique los errores del desfasado modelo que nos rige hoy: grandes centros de producción controlados por multinacionales, especulación y conflictos geopolíticos, despilfarro y pobreza energética.

Las renovables están tecnológicamente listas para el dar el salto e inicar la transición definitiva hacia un 100% de energía generada con estas fuentes de energías. En Euskadi por ejemplo, existen fuentes y tecnología suficientes para ir a objetivo de 100% renovables (aunque haya aún margen de mejora técnica en almacenamiento, por ejemplo).

¿Y qué pasaría si se decisiese apostar por el cambio, planificar e invertir en la transición hacia un modelo energético diferente? Pues que se crearían millones de empleos en Europa y en España. Y no sólo empleos de alta cualificación en investigación, generación y distribución; sino también habría millones de empleos para perfiles menos cualificados como por ejemplo en la rehabilitación energética de edificios (sector de la construcción). Sin embargo, para completar la transición de cambio de modelo y efectivamente no cometer los mismos errores de nuestro actual sistema estos empleos deberán ser dignos, de calidad y saludables, asegurando la igualdad de oportunidades y facilitando el acceso a ellos a los grupos sociales más castigados por el desempleo, como mujeres y jóvenes.

La pregunta más obvia es también la más fácil de responder: Si apostar por un nuevo modelo energético basado en las renovables, de generación distribuida, democrático y que utilice menos recursos, supondría dar una respuesta a dos de los grandes retos de nuestra sociedad, el empleo y el cambio climático ¿por qué no se está impulsando decididamente y desde ya mismo?

Pues porque no hay voluntad política. En primer lugar es escandalosa la falta de estrategia global y a largo plazo en cuanto política energética. En segundo lugar esta falta de visión de futuro y de responsabilidad viene dada por proteger los intereses económicos de las empresas energéticas (petroleras, eléctricas, etc.). En el caso de España, la amortización de las inversiones nucleares y de ciclos combinados de gas siguen condicionando la política energética de los sucesivos gobiernos. Pero además, me parece relevante que una apuesta por una producción de la energía basada en renovables y descentralizada, daría el control de la misma a la ciudadanía con la pérdida de negocio y especulación que supondría para las oligarquías. Y sin embargo, a nadie parece importarle que los que más sufren las consecuencias de este model injusto, oportunista y contaminante sean precisamente los que menos contribuyen a él por la injusticia que existe en el consumo (desde las familias que sufren pobreza energética en nuestro país a la brutal diferencia de consumo entre el Norte y el Sur)

Aunque analizando las personas que han intervenido, he de decir que hay mucha voluntad en cambiar el modelo, en las decisiones personales y las iniciativas ciudadanas: Joan Groizard, miembro de la Red Equo Joven e ingeniero, que renuncia a vivir en su Mallorca natal por poder trabajar en el sector de las renovables o las diferentes cooperativas (Goiner, Energia Gara, Barrizar, Igkarratu) que han apostado por un modelo de negocio que contribuya al cambio y mejore la calidad de vida de las personas.

Y las decisiones personales también son política, pero nos sigue faltando la política de las instituciones. Y en este punto, Florent Marcellesi, candidato de Equo a las elecciones europeas deja claro su mensaje: ecología y empleo van de la mano. Ver video aqui.

Treinta años no es nada

Uno de mis primeros recuerdos es oir en casa que mi padre estaba en el paro. Yo no tendría más de 3 años, y sin embargo esa frase la recuerdo alta y clara. Siendo un poco más mayor, recuerdo parados pidiendo de puerta en puerta, acordarse solidariamente de los parados en Navidad y en general de ser consciente de que el paro era algo grave que afectaba a mucha gente.

Luego llegó el dinero europeo. Nos dedicamos a asfaltar, hormigonar y alicatar todo aquello asfaltable, hormigonable y alicatable (y si no lo era se decretaba como tal). Nos modernizamos y crecimos, el bienestar mejoró, nos convertimos en una sociedad de consumo y ocio, y el desempleo dejó de convertirse en preocupación nacional, que no en un drama para las personas que lo sufrían.

Y henos aquí, treintaytantos años después, en el mismo punto: cifras de desempleo inasumibles dentro una crisis económica a la que no se ve salida. La lección parece clara, la creación de empleo, sea cual sea su naturaleza, no es garantía de futuro para nadie, ni para las personas ni para el país.

Los únicos puestos de trabajo que pueden asegurar nuestro presente, y el futuro de nuestros hijos e hijas, son los empleos verdes o eco-empleos: puestos de trabajo de calidad, socialmente responsables que contribuyan a cambiar nuestro modelo económico y energético, haciéndolo viable en el futuro sea cual sea la coyuntura económica, financiera y productiva del exterior. Sectores como la agricultura ecológica, las energías renovables, la movidlidad sostenible, los servicios sociales o la conservación de la biodiversidad, están en crecimiento y expansaión y ofrecen además grandes posibilidades de devolver el protagonismo a la economía local.

Es una cuestión de voluntad política: invertir en generar empleo con fecha de caducidad o apostar por un empleo sostenible y durable en el tiempo. Y tú eliges a quién ha de tomar la decisión. No lo olvides.