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¿Cómo afectaría a Euskadi el pacto PSOE-Cs?

Artículo publicado originalmente en la edición impresa de El Correo (04/03/2016)

Se ha hablado mucho estos días del acuerdo entre PSOE y Ciudadanos tanto por las cosas que incluye y son cuestionables, como por las que omite. Pero también por la manera en que se ha firmado, en paralelo a otra mesa de negociación, en la que pensamos había mucho más que ganar para las mayorías sociales de todos los territorios. Nos referimos al texto firmado por Sánchez y Rivera la semana pasada, porque lo que ha venido después no es sino más de lo mismo con una nueva portada.

La pregunta que queremos plantear es: ¿es bueno este acuerdo para Euskadi y para su gente? Además de en cuestiones tan importantes como el modelo territorial y la LOMCE, el pacto nos suscita muchas dudas en al menos tres ámbitos: política energética, infraestructuras y derechos individuales y colectivos.

En lo referente a política energética, el acuerdo pasa de puntillas por dos cuestiones relevantes para Euskadi y que generan gran preocupación social. Una es el fracking,  PSOE y Ciudadanos se comprometen a una moratoria sobre las prospecciones pero no a su prohibición. Y la segunda, Garoña que no se menciona y cuyo cierre queda enmascarado en una declaración general de cierre progresivo de centrales nucleares. Algo que no les compromete a nada en esta legislatura, ni está en la línea de la transición energética ambiciosa y decidida que necesitamos.

La transición energética propuesta es vaga y queda completamente coja al no hacer referencia a la democratización de la energía, o lo que es lo mismo, no presenta ninguna medida concreta para terminar con el oligopolio y la desproporción en el trasvase de rentas que desde las familias y las empresas se produce hacia las grandes eléctricas. Y es que el precio de la energía es una cuestión clave para Euskadi. No solo para la ACB de Sestao, cuyo futuro dentro del grupo Mittal depende de ello, sino para la competitividad de toda la industria vasca.

En general, la industria y la transición a un modelo productivo que genere empleo justo y sostenible están ausentes del documento. Se habla en general de políticas activas de empleo, pero sin definir sectores, ni estrategia con vistas a medio y largo plazo. En Euskadi nos hallamos en un momento crítico para nuestra industria: perdemos empleos y al mismo tiempo nos encontramos con que Mittal está en condiciones “legales” de cerrar una planta rentable, eficiente y sostenible. Esto demuestra que las instituciones, tanto vascas como estatales, no están sabiendo ofrecer soluciones para el tejido industrial vasco. Tememos que, aunque bienvenidas, las medidas anti-dumping lleguen tarde y que no aborden el meollo del problema: el modelo energético y la ausencia de un plan de reindustrialización a la altura de los tiempos y de los retos mundiales: económicos, sociales y climáticos.

En el ámbito de las infraestructuras, de la máxima relevancia para Euskadi, el acuerdo habla del fomento del ferrocarril de mercancías, una medida sin duda imprescindible. Sin embargo, para resultar creíble aquí necesitaría de mayor concreción: ¿implica el apoyo de PSOE y Ciudadanos a la variante ferroviaria sur de Bilbao, que va a costar miles de millones de euros sin ser una solución definitiva y con un gran impacto ambiental y social en la Margen Izquierda? ¿Supone esta medida un replanteamiento del TAV, que, por cierto, también se halla también en una situación presupuestaria más que difícil?

Finalmente, en materia de derechos, hay dos elementos clave que afectan directamente a toda la ciudadanía. El primero es la Ley Mordaza, que no se deroga. Esta omisión nos parece incomprensible y muy sintomática de la escasa sensibilidad de las partes firmantes hacia la regresión democrática que hemos experimentado en los últimos cuatro años.

El segundo es que no se deroga la reforma laboral, tal como había prometido el PSOE. En Euskadi el desempleo y temporalidad entre jóvenes y mayores de 55 años es la norma. Recientemente, el sondeo Aurrera Begira 2015 señalaba que el 41,3% de las personas jóvenes con empleo percibe que es muy o bastante probable que su empresa las despida este mismo año. Al mismo tiempo, el 71% de las personas jóvenes desempleadas se mostraba muy o bastante convencida de que encontraría trabajo en el mismo plazo, es decir, que era optimista con la posibilidad de sustituir a una persona como ella despedida en el mismo año. El dato nos revela una sociedad vasca  que ha asimilado de la precariedad y la privación de derechos como algo intrínseco al mercado laboral. En respuesta a esto, el PSOE parece haber aceptado el contrato único, reducir aún más las indemnizaciones por despido y eliminar la vinculación del contrato temporal a una causa objetiva.

Ninguna de estas medidas tiene mucho que ver con lo que se espera de un gobierno de cambio. Hay muchas personas que, como nosotras, aspiran legítimamente a que el próximo gobierno no sea del PP, pero que hace falta mucho más para poder llamar a dicho gobierno “de cambio” sin faltar al respeto a millones de electores. En nuestro caso, a las más de 300.000 personas que nos votaron en Euskadi el pasado 20 de diciembre.

 

El cambio será feminista o no será

Unas semanas antes de las elecciones Espacio Publico organizaba un debate entorno a la oportunidad de cambio del 20D. Invitada a participar constato que hasta la fecha de 22 participantes solo 3 son mujeres y que en las diferentes perspectivas y propuestas de cambio los derechos de las mujeres y la igualdad están ausentes. Tengo muy claro la orientación de mi participación al debate: el cambio será feminista o no será

Espacio Público (30/11/2015): http://www.espacio-publico.com/20-d-oportunidad-de-cambio#comment-5250

Unas semanas después la revista Trasversales recoge este mismo artículo en su número 36 bis, especial 20 Diciembre 2015: http://www.trasversales.net/t36bisrm.htm

 

 

 

Del activismo social al activismo político: las candidaturas municipalistas en España

Este artículo fue publicado por Green European Journal en Junio de 2015. Fue escrito junto con Florent Marcellesi con el objetivo de explicar a la familia verde europea los procesos de confluencia y configuración de candidaturas ciudadanas de cambio en las elecciones municipales de Mayo 2015.

Puedes leerlo en su fuente original en este enlace: http://www.greeneuropeanjournal.eu/from-social-activism-to-political-activism-citizen-candidates-to-local-elections-in-spain/?lang=spanish

* La imagen que acompña el post es parte de la campaña ciudadana Madrid con Manuela que surgió como apoyo a la campaña electoral de Ahora Madrid

 

El gobierno de la lista más votada: entre chapuza y cacicada

A lo largo de la legislatura han sido varias veces en las que el Partido Popular ha hablado de reformar la ley electoral para que gobierne la lista más votada. Que la última tenga lugar tras su conferencia política, nutrida de candidatos a alcaldías y presidencia más votados pero sin gobierno, tiene que ser simple casualidad. Salvo que, hayas perdido alcaldías como Madrid o Valencia y el gobierno de la Comunidad Valenciana y reproches a tu partido no haber legislado en favor de la lista más votada antes de las elecciones.

Esta feo eso de hacer leyes a medida, a la de tus amigotes pase (Reforma del sector energético, RD Autoconsumo, Reforma laboral, Ley de montes o de costas, etc.) pero las cacicadas son cosa de otro siglo. Salvo que, te llames Mª Dolores de Cospedal, o seas Ministro de Interior y creas que hay demasiadas libertades y derechos en este país como para que funcione decentemente.

La propuesta que ha trascendido a la prensa de que una lista con el 35% de los votos pase a gobernar automáticamente no hay por dónde cogerla. Salvo que, seas un partido que ronde ese porcentaje y que tengas al resto tan en contra que encuentren los suficientes puntos en común como para no dejarte seguir haciendo barbaridades.

Conceder el gobierno automáticamente a la lista más votada introduciría dos distorsiones en nuestro sistema político:

  • Por un lado, supondría modificar nuestro sistema parlamentario para que se pareciera a uno presidencialista, pero sin serlo. Esto es, tendríamos una presidencia del gobierno por decreto, pero no tendría el apoyo del parlamento para llevar a cabo su programa de gobierno. ¿Obligaría la ley a aprobar los presupuestos generales del estado en nombre de la estabilidad y la voluntad del 35% de los votantes?
  • Y por otro, le daría un carácter mayoritario a un sistema electoral proporcional, con ya de por sí con un fuerte sesgo que favorece a los partidos y listas mayoritarias. Es decir, que no importa por cuanto ganes: si ganas, tienes premio. ¿Se imaginan la legitimidad de un gobierno obtenido automáticamente con el 35,1% de los votos frente a otro partido que haya obtenido el 34,9%?

La manera en la que se distribuye el poder transformando los votos en representación es la clave de todo sistema político democrático. Nuestro sistema electoral diseñado en la transición tenía el objetivo de favorecer la estabilidad del sistema de partidos y evitar la atomización del mismo. Hoy está muy lejos de entroncar con la realidad política del país y las demandas de la ciudadanía del siglo XXI.

El “no nos representan” del 15M se puede aplicar perfectamente al sistema electoral español. Los cargos electos que salen de las elecciones no representan la pluralidad política y social que existe en nuestra sociedad. Se quedan con muy poca presencia en las instituciones, o simplemente fuera de ellas, opciones políticas que tienen un fuerte apoyo social, pero cuyo número de votos no pasa las barreras establecidas.

La reforma del Partido Popular contribuiría aún más a alejar a la ciudadanía de las instituciones. ¿De qué sirve votar si estás fuera de ese 35% de votantes ganadores? Siempre te queda la opción del famoso “voto útil” y votar al que ronda el 30% a ver si con un poco de suerte hay (re)cambio.

Esta ha sido la lógica mayoritaria en las pequeñas circunscripciones durante más de 30 años y es lo que ha consolidado el bipartidismo en nuestro sistema. Y si algo no quiere la ciudadanía es seguir consolidando la alternancia entre dos partidos similares que apuestan por el mismo modelo político, económico, social y ecológico que nos ha llevado a la crisis, que votan juntos a favor del TTIP en Europa y que se han limitado a apoyar la humillación a Grecia.

Legislar para favorecer a la lista más votada es un intento zafio y burdo de querer mantener un sistema político cuya crisis es reflejo de la crisis de sistema y de modelo que vivimos. Hay quien no se ha enterado de que el proceso de transformación que hemos puesto en marcha en todos los niveles, es imparable. Salvo que dejemos de creérnoslo.

 

Este artículo ha sido publicado originalmente en eldiario.es (16/07/2015)

Reflexiones de una mujer candidata a liderar un partido político

Hace una semana se iniciaron oficialmente las primarias abiertas de Equo para elegir la cabeza de nuestra candidatura para las elecciones generales. Y yo decidí presentarme con la determinación de hacer una buena campaña, y por qué no decirlo, de ganar las primarias: quiero ser la candidata de Equo. Una siempre intenta calcular los riesgos y los costes de una decisión así, pero para las que somos nuevas en la política, es difícil imaginar qué van a suponer este tipo de procesos.

Después de esta semana quiero decir que ahora acabo de entender (mis sospechas ya tenía) por qué tenemos Pedros, Pablos, Marianos o Garzones en la primera línea política a nivel nacional, pero muy pocas mujeres, jóvenes y madres. La respuesta es bien obvia: participar y hacer campaña para unas primarias para ser cabeza de lista en unas elecciones generales es una locura cuando tus hijos ya están en jornada intensiva en el colegio y no tienes un red familiar que te cubra donde el horario escolar ya no alcanza.  No quiero que acaben las primarias sin visibilizar, sin contaros, el triple reto que supone este proceso desde mi realidad personal. Como política. Como mujer. Y como madre.

Todo el mundo está encantado con el conflicto doméstico de los hijos de Xulio Ferreiro en Hoy por Hoy. Apuesto a que a Xulio no le pareció tan entrañable, eso es parte de la rutina diaria de cuidar y hacer política, solo que la mayoría de las veces no hay periodistas para recogerlo.

Repartir tus dos hemisferios cerebrales, además de tu tiempo, entre dos actividades tan intensas, tan exigentes y tan emocionales como la política y la crianza es extenuante mental y emocionalmente hablando. Quien lo ha vivido lo sabe. No solo se trata de pasar tiempo con tus hijos jugando, paseando o leyendo. Es que en ese tiempo de cuidados además de quererles y escucharles tienes que llenar la nevera, prepararles la cena, despiojarlos, comprarles ropa, ayudarles con los deberes, llevarlos al dentista, poner límites, negociar los caprichos y todo eso sin acabar a gritos.

Y mientras, la política y la campaña siguen avanzando. Las redes tienen su vida propia a la que no puedes asomarte, hay que preparar textos, materiales, leer la prensa… y todo eso se mantiene en tu cabeza con la eterna sensación de que no llegas, de que no estás haciendo todo lo que deberías, y muerta de cansancio tratas de suplirlo durante las madrugadas.

El otro día una de las personas que me ayuda con esta campaña me dijo que mi actividad en redes durante el fin de semana había bajado mucho y que eso no podía seguir así. Al principio pensé que tenía razón, para eso era el experto. Pero luego me quedé pensando y decidí rebelarme ante esa idea. ¿Por qué tengo que renunciar a esos momentos? ¿Por qué no podemos hacer política desde otros presupuestos? ¿Por qué, incluso para unas primarias, se requiere sacrificar todo por los votos? Es precisamente ese tipo de prácticas las que limitan la participación de las mujeres en política.

Y esto es profundamente injusto. Y aunque hay injusticias que no son culpa de nadie (bueno, sí del sistema ese que queremos transformar) hay que denunciarlas, visibilizarlas y compartirlas. Primero, para demostrar que las situaciones injustas de partida no deben ser freno ni razón para no luchar por lo que queremos. Segundo, porque las injusticias personales suelen tener un origen social y por lo tanto hay que denunciarlas. Y tercero, porque hay que poner en valor el esfuerzo y generosidad de mucha gente que con su esfuerzo trata de asegurar la igualdad de oportunidades.

Esto es determinación contra la injusticia, no victimismo. La única víctima que va a haber al final de estas primarias es el propio sistema. Pase lo que pase habré demostrado que se puede estar a la altura. Y luego vendrán más que seguirán demostrándolo y, poco a poco, haremos esa injusticia más pequeña, hasta que desaparezca como otras tantas injusticias que ya no sufrimos gracias a la labor de las que estuvieron antes que nosotras.

Y un día, dejará de haber entrevistas en directo a las 9.00 de la mañana porque a esa hora la gente está llevando a sus criaturas al colegio.

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Artículo publicado originalmente en Eldiario.es 18/06/2015