De Erasmus+ me ha llamado la atención la cantidad y frecuencia de palabras como mercado de trabajo, empleo, competitividad, mundo laboral o empleabilidad. Me ha quedado la impresión, de esas que se quedan flotando en no sabes bien dónde, que se apuesta por una educación al servicio del mercado laboral. Se me puede discutir, y con razón, ya que sobre el papel1 esto no es así, pero hay muchos elementos que sí dejan claro que se ha decidido priorizar la función más economicista de la educación.
Es cierto que la formación profesional, debe y tiene que estar en directa relación con las necesidades del mercado laboral, al igual que, hasta cierto punto, la universidad. Pero la educación escolar y la educación para adultos deben educar a personas en valores y habilidades, que les permitan desarrollarse como personas, ciudadano/as y también como profesionales.
¿Para qué queremos la eduación, y con qué conocimientos y competencias debe equipar a la ciudadanía en un mundo cambiante como este? Interesante debate, que se debería poner sobre la mesa, de preferencia a escala europea ya que la educación tiene que ayudar a afrontar retos comunes como la crisis ecológica y el cambio climático, la globalización, la participación ciudadana y el pensamiento crítico. Sí, alcanzar el pensamiento crítico es un reto, tanto o más que el pleno empleo. Pero en tiempos de crisis no hay lugar para la lírica. Todo aquello que no aporte beneficio económico, es considerado como no prioritario y prescindible. Y eso, va en el ADN de nuestro sistema, ese que algunos queremos cambiar.
Mi pero es pues, no tanto a la estrategia de educación europea, que en general me parece bastante acertada, sino a la manera a la que se articula el programa Erasmus+, o sea en que se va a invertir el dinero. Porque además, una buena educación y formación no es garantía de acceder al mercado de trabajo o sinónimo de competitividad económica. Y no es que lo diga yo, lo dicen nuestras cifras de jóvenes con buena formación que están en paro.
¿Qué pasa entonces cuando el problema no es que la educación y la formación no den respuesta al mercado de trabajo, sino que el mercado de trabajo es el problema? Antes muertos que reconocerlo. Bienvenidos y bienvenidas al contradictorio mundo de la Unión Europea:
- La Comisión Europea, con las aportaciones del Parlamento Europeo (importantes en muchos casos): impulsa y logra que el Consejo adopte una estrategia educativa válida, consigue un presupuesto para impulsarla más que importante, toma la decisión política de priorizar la parte más economicista de la educación (discutible pero bien fundamentada) y pone como prioridad el desempleo juvenil.
- La troika (uno de cuyos miembros es la Comisión Europea), exige recortes en educación, impone reformas laborales que penalizan la calidad de los empleos y con sus exigencias de déficit impide que los estados inviertan en políticas de empleo basadas en el conocimiento y que requieran mano de obra cualificada (por ejemplo empleos verdes).
En resumen, que mientras se mantenga el modelo económico impulsado por no sé sabe bien quién a través de la troika (¿los bancos? ¿Merkel? ¿los lobbys económicos? ¿una conjura neo-liberal?), todos los esfuerzos que se hagan desde la educación resultarán en balde. Una pena.
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1la Estrategia de Educación y Formación 2020, considera que la finalidad de los sistemas educativos es lograr a) la realización personal, social y profesional de todos los ciudadanos y b) la prosperidad económica sostenible y la empleabilidad, al tiempo que se promueven los valores democráticos, la cohesión social, una ciudadanía activa y el diálogo intercultural.